Las fiestas de fin de año: ese campo de batalla donde las copas tintinean, los turrones se derriten y las tensiones familiares explotan con el sonido del corcho. En “Carmen y Osvaldo y toda la familia”, Pablo Angeli se multiplica para encarnar a cada integrante de una familia argentina que podría ser - y probablemente es -la tuya.

Con una precisión quirúrgica y una ternura desopilante, Angeli da vida a Carmen, la esposa que cocina con amor y furia; Osvaldo, el esposo que filosofa con la cerveza en la mano; Luly, la hija que busca su identidad entre los 90 y el Wi-Fi; Betty, la cuñada que se “negativa ” (pero igual opina de todo); Ceci, la nuera que intenta agradar mientras navega el caos familiar; y Esteban, el enamorado de Luly, que aterriza en este universo como un astronauta sin manual de instrucciones.

El espectáculo se mueve con ritmo cinematográfico entre la nostalgia de los 80, el glamour de los 90, los dramas del 2000 y la actualidad digital, mostrando cómo el amor, los secretos y los brindis cambian… pero la familia, esa, sigue igual de impredecible.

Entre risas, recuerdos y algunos golpes de emoción, Angeli nos invita a mirarnos en el espejo deformado de nuestras propias reuniones familiares. Porque todos tenemos una Carmen en la cocina, un Osvaldo que se duerme con el partido, y una Betty que dice “yo no quiero decir nada, pero…”.